El barco pirata se hundió

Era la plantilla más modesta de la Bundesliga, con el presupuesto más bajo pero con una ilusión desbordante después de diez años merodeando en categorías inferiores. El St. Pauli no ha conseguido mantenerse en primera, pero han descendido dejando un gran sabor ya que lo han dado todo y su apuesta por el fútbol siempre fue alegre. Con unos principios simbolizados en el entrenador que llevaba desde 2006 en el banquillo del Millerntor, Holger Stanislawski. Un estilo valiente y dejando de lado la contención del juego, pagó en muchas ocasiones cierta inmadurez para cerrar los partidos, lo que les llevó al pozo, aunque le técnico no varió su mentalidad ni fue cuestionado en ningún momento.

El equipo de los suburbios de Hamburgo consiguió buenos resultados en el primer tramo de temporada, donde ganó a domicilio contra rivales directos como el Freiburg, Hannover o el Borussia Mönchengladbach. Pero los buenos resultados a domicilio se contrastaron con un mal inicio como local, algo que se mantuvo en los primeros meses. Pronto terminó el factor sorpresa, que ya no les sirvió para conseguir buenos resultados fuera de casa mientras los rivales fuertes sacaban tajada del Millerntor con cierta inoperancia de los locales. El equipo acumulaba muchas ocasiones en cada partido, pero pagaba caros los despistes en la defensa. A pesar de todo, consiguieron no meterse en descenso en toda la primera vuelta y el conjunto pirata siempre se mostró competitivo.

El reto en navidades era claro, seguir en la misma línea que en el primer tramo, ganar a los rivales directos y arañar el mayor numero de puntos en casa. Jugadores con experiencia en el equipo asumieron el liderazgo como Fabian Boll o Bartels. También Lehmann y Asamoah en el aspecto goleador fueron los más destacados al igual que el guardameta Kessler responsable de mantener muchos puntos. Y de lujo empezaron las cosas en la segunda vuelta para ellos, dónde en cinco jornadas lograron dos empates y tres victorias. La más prestigiosa en el derbi contra el Hamburgo en el Imtecht Arena, un partido que fue aplazado por el clima y registró incidentes entre las aficiones. Parecía que esta racha de buenos resultados sería la definitiva para consolidar la salvación a falta de algunos puntos más, pero todo lo contrario.

Después de ganar al Borussia Mönchengladbach, el equipo encadenó doce partidos sin ganar hasta el final de temporada. El colchón sobre el descenso se fue diluyendo a medida que se perdían los encuentros y los rivales en la tabla se fortalecían. Tan solo un punto en el Wolkswagen Arena fue un triste balance que condenó a los piratas al descenso. El equipo entró en una espiral negativa de juego y mentalidad de la que no se recuperaron y la muestra fue en la penúltima jornada, dónde fueron humillados por el Bayern con un 1-8 que les mandaba matemáticamente a segunda. El conjunto norteño pagó sus propios errores y no supo rematar la salvación cuando la tenía de cara. Vuelta a segunda un año después y de nuevo a intentar buscar el ascenso, aunque esta vez sin su auténtico capitán, Holger Stanislawski.

Clasificación: 18º con 29 puntos

El once de gala