PAOK 2-3 Schalke. El sufrimiento mereció la pena

No había otra, el Schalke necesitaba olvidar todos los malos resultados cosechados desde que empezó la temporada oficial y sacar un buen resultado en Tesalónica. Afortunadamente, los jugadores mineros sacaron lo mejor de si, supieron sufrir y sacar el orgullo para vencer a un rival que les ha complicado la vida hasta el final. Tras el 1-1 de Gelsenkirchen, al equipo de Keller solo le valía la victoria en Grecia o el empate a más de un gol, y a pesar de los obstáculos que se les cruzaron en el estadio Toumbas, lograron rehacerse. El partido ya empezó extraño, enrarecido por el silencio de las gradas que solo estaban ocupadas por un nutrido grupo de aficionados azules, a pesar de que algunos hinchas griegos se las ingeniaron para ver el partido. Keller sacó el siguiente once: Hildebrand, Uchida, Höwedes, Santana, Fuchs, Höger, Jones, Draxler, Clemens, Farfán y Szalai. Dos cambios respecto al once inicial del Veltins, Clemens por Meyer, aunque sería decisivo en su salida posteriormente, y Santana por Matip.

 

El Schalke salió con la exigencia de anotar cuanto antes. El dominio sobre la portería del guardameta español Jacobo fue intenso durante los primeros cinco minutos, y Jones tuvo la ocasión más clara en un remate que el portero del PAOK sacó con la pierna izquierda. El PAOK condujo el partido hacia donde les interesaba al ver la presión visitante y lograron hacer que el juego se espesara. Muchas imprecisiones y un juego desagradable para el espectador de descontrol donde ambos equipos eran incapaces de trenzar jugadas elaboradas. Pero no contaban los locales con el primer gol poco antes del descanso y con la única vía para hacer daño, la sorpresa. Höwedes se sacó una asistencia en defensa magistral al japonés Uchida que controla con el pecho y cede a Szalai que solo tuvo que empujar. En tres toques, el balón se plantó desde la defensa minera a la portería de Jacobo. 0-1 y el objetivo cumplido, aunque ni mucho menos estaba cerrado el duelo.

 

 

Salió el PAOK con ganas de atacar, Salpingidis avisó en el 50, y poco después, pase de Kitsiou y gol de Athanasiadis, 1-1 que igualada de nuevo la eliminatoria. En el 61 entró Meyer por Clemens y tres minutos después, Jermaine Jones vio la doble amarilla, el Schalke se quedaba con uno menos y la responsabilidad de marcar. Pero como si de un estímulo se tratara, Meyer se sacó de la chistera un pase antológico que dejó a Draxler mano a mano con Jacobo y le bate con calidad, 1-2 que parecía encarrilar pero nada más lejos de la realidad. En el 78 apareció una vieja gloria del fútbol griego, Kostas Katsouranis, para con la cabeza, hacer el 2-2 que ponía toda la emoción del mundo. Stoch se convirtió en una pesadilla para Uchida y el PAOK perdonó el 3-2. Pero en el 90 se acabó el sufrir, Draxler rompe en velocidad, se deshace de Katsouranis y le regala el 2-3 a Szalai. Así terminó una eliminatoria que deja al Schalke en Champions con más apuros de los previstos.

 

Autor: @lodani7

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