De todo menos aburrida ha sido la temporada en el Borussia Park. Con una plantilla que prometía y por la cual se hizo un desembolso para que diera un paso al frente en sus aspiraciones, se acabó luchando por la permanencia. Esta se logró en la eliminatoria que enfrenta al antepenúltimo clasificado con el tercero de la 2. Bundesliga, el Bochum en esta ocasión. Llegaron jugadores conocidos al equipo en verano como Igor de Camargo o Mohammadou Idrissou, pero ninguno mejoró lo ya presente. El Borussia Mönchengladbach se las prometía felices, pero pronto se dieron cuenta de que las cosas no irian por su cauce. La ilusionante victoria en la segunda jornada contra el Bayer Leverkusen por 3-6 hacía gala de la pólvora que tenía el conjunto dirigido por Michael Frontseck.
El técnico alemán afrontaba su tercera temporada en el club pero no sería él quien la terminaría pese a que la institución apuró al máximo para mantenerle. La victoria en el Bay Arena fue contrarrestada con una goleada del Eintrach la semana después. Aunque si humillante fue esta, mucho mayor la de la siguiente semana dónde encajaron siete tantos en Stuttgart. El equipo se caracterizó en la primera vuelta por encajar muchos goles, 47 en 17 partidos pero a la vez una buena capacidad goleadora. Pero la estadística de goles encajados les llevó directamente a la cola de la tabla, dónde han permanecido desde la 13ª hasta la 31ª jornada. Intentaron practicar siempre un fútbol alegre, pero los errores defensivos les castigaban y en casi todos los encuentros echaban en falta un rematador. Tan solo destellos de Marco Reus y Patrick Herrmann eran alabables, aunque insuficientes.
A invierno se llegó con el panorama muy negro y la afición, revuelta por la situación, mostró su descontento de diversas formas; pañoladas y dejar vacío el asiento como en el partido contra el Hamburgo. En Enero se trajeron jugadores para reforzar la defensa, la parcela más criticada. Nordveit y Stranzl recalaron en el club, y también hubo salidas destacadas como la de Bobadilla a Grecia o Bradley al Aston Villa inglés, ambos como cedidos. El equipo notó la mejoría defensiva y sacaron buenos resultados a domicilio mientras en casa seguían sin ganar. De hecho, la primera victoria en el Borussia Park no llegaría hasta la 23ª jornada, cuando se impusieron al Schalke. Una derrota en el Millerntor a mediados de febrero provocó la destitución de Frontzeck, que fue sustituido por Lucien Favre. El nuevo entrenador no varió demasiado el estilo del Gladbach, aunque poco a poco se lograban puntos y no descolgarse de los demás.
En muchas ocasiones se dio al equipo por sentenciado y más cuando se acercaba el final y la reacción definitiva no llegaba. Aunque en la recta final llegó el último esfuerzo y lograron cuatro triunfos en seis jornadas restantes que les elevaron hasta la 16ª plaza. La mala racha de St. Pauli y Eintracht fue aprovechada por ellos para abandonar el descenso directo y jugársela en la promoción. Con el estado anímico por las nubes, se concentraron al 100% en la eliminatoria contra el Bochum. En la ida, el equipo se impuso sobre la bocina por 1-0 con gol de Igor de Camargo, lo que dejaba toda la emoción para la vuelta. El Bochum empató la eliminatoria, pero salió la figura de Marco Reus, el mejor jugador de la temporada en el equipo de la Westfalia para darle la permanencia definitiva al club. Mucho se celebró la salvación tras todo el sufrimiento acumulado y el Gladbach que ahora no quiere volver a repetir una temporada tan carambolesca.
Clasifiación: 16º con 36 puntos
El once de gala
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