Pocos goles tan importantes en la historia del Hamburgo, algunos valieron títulos, como los de Magath en la Recopa del 77 y en la champions del 82 que llevó a los dinosaurios a la mayor gloria de sus 127 años. Pero este de Lasogga también tiene mucho peso, y es que tanta historia pendía de un hilo, y la posibilidad de descender por primera vez. El valor doble de los goles a domicilio ha servido para que el Hamburgo permanezca un año más y siga siendo el único equipo de la Bundesliga que no ha descendido. Esa es la cara positiva, la amarga la ponen los tréboles que se han quedado con la miel en los labios y deberán afrontar otra campaña en 2.Bundesliga para volver a buscar el ascenso. El once de Kramer fue el formado por Hesl, Baba, Röcker, Mavraj, Brosinski, Sparv, Fürstner, Weilandt, Stieber, Azemi y Djurdjic. Como cambios, retrasó a Baba por Giesselmann, el resto fue el mismo once que jugó en el Imtech Arena. Slomka varió más su once: Drobny, Jansen, Djourou, Westermann, Diekmeier, Badelj, Arslan, Jiracek, van der Vaart, Calhanoglu y Lasogga. Mancienne, Tesche y Rincón dejaron sitio a Jansen, Arslan y el capitán Westermann. La apuesta de los visitantes funcionó en el primer tramo de partido ya que el Hamburgo apretó mucho y generó varias ocasiones. La más clara, previa al gol, en el minuto 13, Calhanoglu la envió al palo y en el rebote Lasogga la cruzó, pero respondió Hesl a córner.
Fue en ese saque de esquina cuando llegó el gol, van der Vaart la puso para que el delantero rematara con mucha fuerza desatando la alegría de los mil aficionados rothosen. Lasogga la tuvo de nuevo antes del descanso para poner el 0-2 pero se encontró con Hesl otra vez. El SpVgg vio que con la desventaja se le escapaba el ascenso y empezó a calentar motores, se adueñó del balón y llegaron las ocasiones. Estas se hicieron más frecuentes en la segunda parte, fruto de la presión más arriba y muchas dudas defensivas del HSV. Se mascaba el gol que finalmente llegó en el minuto 59 en una gran combinación de los atacantes locales, Stieber vio el pase entre lineas a Fürstner que marcaba el gol con algo de suerte. Los francos veían posible la remontada y se vinieron arriba, Slomka tuvo que sacar apoyos en el centro del campo para controlar la euforia. Rincón y Tesche salieron al campo a destruir, pero aun así el Greuther Fürth tuvo ocasiones para lograr el 2-1. Apareció entonces la figura del veterano portero checo, Jaroslav Drony, para evitar el gol que hubiera descendido a su equipo. Dos manos en la recta final prodigiosas que bien valen su hueco en la historia del club. Se desangró el Fürth que lo intentó, pero el HSV tiró de experiencia y supo resistir el sufrimiento. Cerrojo a una temporada muy sufrida de los dinosaurios que podrán respirar este verano.
Autor: @lodani7
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