Apenas unos minutos de finalizar la ida de semifinales de
Champions en Dortmund, uno le cuesta encajar una sonrisa en la cara. Es verdad
que faltan los dos partidos de vuelta, en Barcelona y Madrid, donde pocos deberían
dar por hecho que es un trámite y si habrá que pelear. El Bayern le endosó un
4-0 que para algunos fue por errores arbitrales, para otros una oda al fútbol táctico
cómo Heynckes ha malacostumbrado a su afición esta temporada. Esta noche era el
turno de Klopp para demostrar que sabe hacer en un partido de tanta exigencia. El
fútbol del BVB ha sido menos fiable, pero han tirado de corazón y locura para
ganar 4-1 al Real Madrid. Ocho goles en total de los dos equipos germanos, ocho
goles para la esperanza, para demostrarle al mundo que la sequía de títulos en
el país en competiciones externas se va a terminar. Por eso, lejos de hacer una
crónica individualizada de los dos encuentros, he creído conveniente juntas
ambos partidos.
Las aficiones estuvieron a la altura de la circunstancias,
aunque eso no es una novedad en el país que registra la mejor medía de
espectadores del mundo. Ambos conjuntos lograron noquear a los dos gigantes del
fútbol español, gigantes en cuanto a presupuesto, que no ha fútbol demostrado
en el Allianz y Westfalenstadion. Se podrá decir que el Bayern también
desembolsa grandes cantidades, hace pocas horas confirmaba el traspaso de Götze
y ya se rumorea que Lewandowski, protagonista hoy, lo tiene hecho con el club bávaro.
Pero hay una cosa que debe quedar clara, el fichaje más caro en la historia de
la Bundesliga fue el de Javi Martínez, con 40 millones, y todo eso fue bien
consensuado por la cúpula y el consejo del club. 40 millones que en el
historial de la liga española parece hasta rutinario en los dos grandes. El fútbol
alemán precisa de una enorme gestión económica, ningún club tiene el lujo (o la
vergüenza) de deber dinero a las administraciones, y aunque tengan dinero
disponible, prefieren tomar otras políticas de fichajes.
Con esa cultura, tanto Bayern como BVB han destrozado esta
semana a dos potencias económicas, dos potencias que han usado el dinero de sus
beneficios de otra forma. Ayer era Müller, canterano del Bayern quién se
anotaba dos tantos en el casillero personal, uno más que Cristiano, con un gol
y por el que se pagó una cantidad impelnsable para muchos. Y el juego del que
presumen muchos medios que se practica en España, en esta ida de Champions
brilló por su ausencia. Se puede seguir diciendo que Alemania quiere imitar a
España, pero esa forma de jugar no se aprende en un día, lleva un trabajo de
preparación de muchos años, lo que no coincide con el tiempo en que la roja ha
empezado a cosechar títulos. No quiero desmitificar ni restar mérito a las
cosas buenas que tiene el fútbol español, pero siempre fue ley de este blog
reconocer lo bien que se trabaja en Alemania. Y por tanto, dar la más sincera
enhorabuena a los que hemos disfrutado en las últimas horas.
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