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viernes, 30 de agosto de 2013

Caprichos del fútbol


El fútbol es un deporte antojadizo capaz de construir puentes y caminos imposibles que conduzcan a las situaciones más rocambolescas. El 19 de mayo de 2012 el Chelsea arrebató al Bayern `su Liga de Campeones´, la de la final en Múnich. Aquel partido cumplió todos los requisitos de final dramática: dos goles en los minutos finales, prórroga con error desde los once metros incluido (Arjen Robben no convirtió un penalti cometido por Drogba) y una tanda final de penaltis que sonrió al conjunto Blue y le proclamó campeón de Europa por primera vez.

Tan sorprendente es el fútbol que a la campaña siguiente le tocó al Bayern levantar una Liga de Campeones que consiguió en Londres (ciudad del Chelsea), aunque ante su eterno rival, el Borussia Dortmund. Paralelamente la Europa League cayó en manos de los londinenses, que tras ser eliminados de forma decepcionante en la Fase de Grupos de la Champions, cumplieron su rol de favoritos en la segunda competición continental y vencieron al Benfica en la final.

Así las cosas, esta noche el Eden Arena de Praga será testigo de un nuevo duelo entre Bayern y Chelsea (20.45). Otra vez en una final, la de la Supercopa de Europa. Ambos clubes llegan revolucionados. Ni Heynckes (capitán del triplete bávaro), ni Benítez (campeón de la Europa League con el Chelsea) dirigirán desde los banquillos. El Bayern acaba de comenzar su nueva etapa con Guardiola al frente y el Chelsea recupera a Jose Mourinho tras su irregular paso por el Real Madrid.

Esta circunstancia ya ha cargado de morbo la previa del partido, al recordar viejos duelos entre el catalán y el portugués en sus choques al frente de Fc Barcelona y Real Madrid.

Pero los verdaderos protagonistas son los clubes y sus jugadores. El Bayern llega un tanto dubitativo. El sello de Guardiola no es fácil de asimilar, y menos tras una pasada temporada perfecta, en la que el equipo bávaro alzó Liga, Copa y Champions. A pesar de ganar a Mönchengladbach y Núrnberg en las dos primeras jornadas de Bundesliga, el pasado martes no pasó del empate ante el Friburgo. El fútbol del Bayern aún es lento, las asociaciones no conectan a la perfección y el nuevo 4-1-4-1 que impone Pep está en plena fase de engrase.

Los muniqueses nunca han ganado la Supercopa de Europa, perdieron las tres finales que disputaron en 1975, 1976 y 2001 (no jugaron la de 1974, pese a ser campeones de Europa, y cayó en manos del Atlético de Madrid). A la de esta noche llegan con la baja de Thiago, lesionado hasta noviembre. Javi Martínez y Schweinsteiger son duda, pero han viajado. El resto, menos Badstuber, están disponibles, incluido Götze, del que se espera su mejor versión tras unos partidos iniciales poco convincentes. También será de la partida el recién proclamado Mejor Jugador de Europa por la UEFA en el año 2013: Franck Ribéry.

Enfrente el Chelsea, cuyos problemas de adaptación al nuevo entrenador apenas existen, ya que nunca ha llegado a perder el gen de José Mourinho. Su inicio en liga se salda con dos victorias y un somero empate a cero ante el Manchester United. Su fútbol pasa por la táctica milimétrica atrás, la presión y un fuerte contragolpe. Es previsible que ceda la posesión al Bayern e intente dañar su retaguardia a la contra. Los tocados David Luiz y Mata han llegado a tiempo. Schürrle, ex del Leverkusen, podría tener minutos ante el Bayern. El talento de Hazard y Óscar y la eterna figura de Lampard en el medio junto a la potencia de Ramires completan las piezas fundamentales de su plantel. 

A las 20.45, pleno horario Champions, comienza la final de la Supercopa de Europa. La capital de la República Checa sustituye a Mónaco tras varios años consecutivos disputándose este partido en el estadio Louis II. Bayern y Chelsea se la juegan de nuevo, antojos del fútbol.


@AndyPorcel para @PelotasAlemania


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