El Dynamo machaca la ilusión

Dura no, lo siguiente, solo así podemos calificar la sensación que nos queda al ver el marcador del Borussia Park. Las opciones pasaban por llevar una buena ventaja para Kiev y lo único que podrá llevar el Gladbach en su visita a la capital de Ucrania es el ánimo de intentar hacer una machada que nadie ha hecho hasta entonces en la historia de la competición, remontar un 1-3 de la ida. No bastó el ambiente espectacular que se vivía en el Park, con un mosaico en la salida de los jugadores y un lleno absoluto, más de 54.000 espectadores. Tampoco bastó una primera media hora de manual donde el Gladbach dejó patente más calidad que su rival. Simplemente el Dynamo de Kyiv se limitó a imponer su experiencia, aprovechar sus escasas oportunidades y defender con mucha solvencia. 

Lucien Favre puso sobre el césped a Marc Andre ter Stegen, Daems, Domínguez, Stranzl y Jantschke, Norveit y Xhaka en la medular con Ring y Arango en los extremos. El ataque fue para Luuk de Jong e Igor de Camargo, ambos tuvieron una noche nefasta de cara al gol. Los germanos salieron a por todas, con una presión enorme y mucho ritmo, lo que provocó el inicial gol del finlandés Alexander Ring. Pero en la Champions no solo basta con atacar bien, también hay que defender y en momentos dados, confiar en la suerte. Una suerte que tuvo el capitán del conjunto visitante, Taras Mikhalik, en el minuto 28, cuando su lejano disparo rebotó en Daems y despistó a ter Stegen. 

1-1 y el Gladbach que estaba frente a su propia debacle ya que en apenas unos minutos pasó de verse con ventaja a tener que ir a remolque del marcador. Tan solo habían ocho minutos del primer mazazo cuando Yarmolenko se cuela por banda izquierda, marea a Álvaro Domínguez y dispara ajustado al palo, 1-2 y el Borussia Park enmudeció. Nadie se creía que en dos llegadas los ucranianos hubieran echado por la borda la buena labor hasta entonces. La temporada pasada estaba en juego en esta eliminatoria y eso pareció afectar a los fohlen. En la segunda parte costó arrancar, el Gladbach tenía la posesión pero no se materializaba en ocasiones claras. 

A partir de una defensa bien cerrada, el Borussia solo pudo buscar el recurso del disparo lejano y el especialista en esa solución era el venezolano Arango. Dos veces lo intentó pero se topó con el guardameta Koval. Mucho insistió el equipo local y no tuvo la recompensa deseada para siquiera llevar un empate a Kiev. Salieron Hanke, Herrmann y Cigerci para aportar cosas nuevas, pero fue más de lo mismo. El palo definitivo llegó a diez minutos para el final, Veloso lanza una falta magistral que Luuk de Jong cuela en su propia portería, era la puntilla de un partido nefasto y el colmo de la mala fortuna. Pese al 1-3, el Gladbach no cesó en su empeño de recortar distancias y el Borussia Park apoyó como pocos a sus jugadores. Difícil gesta para la vuelta, pero que nadie diga imposible ya que es una palabra tabú en el fútbol. 

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