Victoria, es lo más importante que se puede extraer de un encuentro físico y sin brillo entre las dos favoritas selecciones del grupo A. Alemania se impuso con contundencia a la selección turca, aunque el resultado se amplió en los últimos minutos debido a un bajón evidente de los otomanos en los instantes finales del encuentro. No fue es mejor partido para la selección germana, a pesar de que Löw sacó el equipo de gala que disponía en esas circunstancias con Neuer, Lahm, Mertesacker, Badstuber y Westermann en defensa, este último asentándose en el equipo titular. En el centro del campo se notó la baja de Schweinsteiger ya que Kroos rindió al mismo bajo nivel que en Bayern, aunque bien es cierto que jugó más retrasado de lo habitual. Khedira acompañó al joven futbolista en la medular y por delante, el cuarteto clásico con Müller y Podolski en bandas, Özil de media punta y Klose, los dos protagonistas del partido, uno por sus goles y otro por la reacción del público en la grada.
Arrancó el encuentro con poca intensidad, sin un dominio de unos ni de otros y dejando entrever la telaraña que había compuesto Hiddink para frenar a los seis hombres de ataque. Curiosamente, Hiddink sacó a los futbolistas con mayor motivación por jugar el encuentro aunque ello supusiese bajar el nivel de su equipo; Los hermanos Altintop salieron en el once inicial y Hamil, el delantero del Eintratch, evidenció una gran falta de gol. Nuri Sahin salió de titular y cuajo buenos minutos aunque el solo no pudo frenar las embestidas alemanas que se hicieron notas cuando Mehmet Aurelio abandonó lesionado el terreno de juego. Con la entrada de Tuncay, de vocación más ofensiva que el ex jugador del Betis, el centro del campo permitió jugar más a los hombres de ataque locales. En una de las pocas llegadas a la porteria de Demirel, Müller remató de cabeza un centro de Lahm que golpeó en el portero turco, en el travesaño y en el palo izquierdo antes de que Klose pusiera la testa para introducir el balón.
La ventaja en el descanso tranquilizó la grada del Olympiastadion, llega a rebosar de alemanes y de turcos, recordemos la enorme comunidad otomana en el país anfitrión. En la segunda mitad, Turquía salió a buscar la igualada pero sin mucha convicción, intentando aprovecharse de las dudas que generan Mertesacker y Badstuber. Altintop perdonó en el mano a mano contra Neuer en la ocasión más clara de los visitantes y casi se podría decir que del partido en total. El que no perdonó fue el jugador en que más miradas de depositaban, Mesut Özil, que fue de menos a más y batió a Demirel a falta de diez minutos para el final. El turco-alemán se desquitó de los silbidos que venían desde la grada turca, una grada que no vivió momentos conflictivos más allá de alguna vengala. Finalmente llegó el tercero en un error en el saque del portero turco que envió el balón al único jugador incapaz de fallar ese tipo de ocasiones. Doblete de Klose que le permiten aumentar el mito con la camiseta nacional, 57 goles para el delantero del Bayern. En definitiva, líderes del grupo A y ahora, a visitar Kazajistán.
Autor: Dani Garcia
Correo: lodanigranota@hotmail.com
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